¿Hay algo peor que tener palomas en el tejado?
Sí, tener palomas en el tejado y un vecino cantautor. Sobre todo si no sabe cantar y piensa que por hacer un curso CCC de cantautor, ya lo es.
Pues sí, tengo un vecino de estos, que ha aprendido dos acordes de guitarra: “clin, clin, clin” y “clan, clan clan”; que repite hasta la saciedad, mientras canta una serie de canciones cursilonas. Y esto lo hace sentado junto a la ventana, abierta, para deleitar al vecindario con sus bucólicos trinos. Los tonos graves todavía se pueden soportar, (o mejor, ignorar); pero cuando tiene una nota aguda, mete unos gallos impresionantes.
Es entonces, cuando yo me cabreo, abro la ventana y le grito: “Cállate, tío, que cantas fatal!” Curiosamente, deja de cantar, un rato. Supongo que el tiempo que tarda en llamar a su psicoanalista, para tratar su problema de autoestima y le cuenta lo que le grita su vecina cruel. Y me imagino que el psicoanalista le saldrá con una de esas soluciones baratas tipo: “Tu vecina lo que tiene es envidia de pene”, (ya sabéis, esas cosas freudianas). Entonces él coge fuerzas y vuelve a cantar, con más energía, para toda la humanidad.
Así que, he decidido dejar de gritarle.
De todas formas, me gustaría dar un consejo a todos aquellos tíos que van a una fiesta y de pronto sacan la guitarra y se ponen a cantar canciones cursilonas, pensando que así van a ligar. ¡Así no ligaréis jamás!, a las mujeres ya no les van esas cosas. ¡Lo tenéis chungo, alumnos del CCC! A no ser que encontréis una chica, chapada a la antigua, que flipe con esas horteradas; pero si queréis ligar con alguien de este siglo, mejor dejad la guitarrita en casa. Y ¡por Dios, no torturéis a los vecinos!