Mi casa está llena de cosas de color naranja. Sin embargo el naranja no es mi color favorito, ni mucho menos. Es más, hace años lo odiaba. Pero de un tiempo a esta parte he ido acumulando muchas cosas de este color. Creo que todo empezó poco antes de la crisis de los 30, superada mi etapa de negro riguroso de bellas artes, empecé a poner en mi vida notas de color, tampoco muchas. Hasta que un día me compré un pañuelo naranja, a este le siguieron una camiseta naranja, una libreta naranja y el pelo anaranjado que me teñí una vez. Entonces empecé a relacionar el acto compulsivo de adquirir algo naranja con una necesidad de cambio en mi vida. (¿Quién entiende al subconsciente?)
Ahora miro a mi alrededor y veo naranja por todas partes: las cortinas de mi habitación, las sábanas, las toallas, el trapo de la cocina, las sillas de la terraza, el calendario, una pajarita y una rana de papiroflexia de papel naranja, la crema de zanahoria Alicia, el escurridor de platos, los círculos de la cortina del baño, los post-it, la parte de arriba de los libros de Acantilado,… incluso tengo una lámpara que da luz naranja. Me sorprende que no me haya hecho de Orange. (Dios mío, estoy fatal!!) Paralelamente a ir haciendo esta colección monocromática, he ido desarrollando una intolerancia al zumo de naranja. (¿Quién entiende al organismo?)
Pero lo que me preocupa es que el hecho de que mi casa esté llena de cosas de ese color, significa el naranja ha dejado de ser el color del cambio para convertirse en el color de la insatisfacción personal (toma ya!). Pues si mi teoría es cierta, y cada una de estas cosas obedece a un impulso de cambiar algo, eso quiere decir que he tenido esa necesidad en demasiadas ocasiones y nunca lo he hecho bien.
Hace unos días volví a dibujar, después de años sin hacerlo (es lo que tiene estudiar bellas artes). Me sentí muy bien, había desbloqueado mi mano por fin, así que decidí colgarlo en mi habitación. El papel es muy bonito, tiene una textura curiosa ¿a que no adivináis de qué color es?... Exacto, NARANJA!
Y cada vez que lo miro desde la cama me grita: “Quieres cambiar tu vida de una vez, petarda!”
Y cada vez que lo miro desde la cama me grita: “Quieres cambiar tu vida de una vez, petarda!”
En los últimos meses la omnipresente crisis (seguro que es naranja), me ha arrastrado hacia un cambio forzoso que termina en el INEM. Al principio pensaba que era una oportunidad para trabajar en lo que realmente me gusta, pero ese trabajo no acaba de llegar. Así que quizá debería meter en una maleta mis cosas naranja y marcharme a vivir a la Polinesia. También puedo quedarme, poner una tienda de objetos de color naranja, comprar acciones de Orange y liarme con el butanero. O quizá debería tirar esa maleta al río y seguir con mi vida, esperando que el azar decida por mi…
Joder, la tapa del Utabón también es naranja! Creo que voy a empezar por desengancharme de esa mierda.
2 comentarios:
Me he reído bastante, la verdad, muy bueno. Tirar todas las cosas naranjas y decidir de qué color quieres que sea tu nueva vida antes de comprar de nuevo las imprescindibles me suena sugerente y poderoso. No creo que sea necesario que te tiñas del mismo color.
querrás decir la crisis del 29, no? lo de teñirte de naranja, si es para hacerte budista y raparte el pelo, vale, de acuerdo, pero si no es así, quédate como estás... ays, tú y las peluquerías XD
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